Dante Alighieri conmemorado entre nosotros
La Prensa | Opinión | La Voz de la Academia | 16 de diciembre de 2021
Por Martín Jamieson
Al conmemorar a Dante en este centenario en que se lo celebra mundialmente, queda manifestada la activa presencia de la Academia Panameña de la Lengua. Pero su enfoque sobre el poeta universal, que se revela de distintas maneras, data de hace mucho.
Las más recientes contribuciones son las de este año, durante el cual se ha concretado una lectura pública en lengua original de un fragmento de la Divina Comedia, por parte del director de la institución, don Aristides Royo. (La tecnología moderna hace periclitar la frase latina de verba volant, scripta manent, porque hoy las palabras y los gestos quedan fijados por medios electrónicos, y la voz que remedaba al florentino resonó entre nosotros y ha alcanzado permanencia gracias a ellos). También se disfrutó de la conferencia Dante, nuestro contemporáneo, por don Massimo Ambrosetti, embajador de Italia, co-patrocinada por la Academia, y, para los amigos de los libros, se ofreció la contribución del Círculo de Lectura de la Academia, otro nuevo acierto de la institución, que ha adherido a la conmemoración mundial con dos participaciones. Una, precisa, sobre traducciones al español de la Comedia, y, la otra, considerando la estructura del vasto poema en adecuada metáfora de viaje, que brindaron respectivamente Irina N. de Ardila, académica correspondiente, y Alondra Badano, escritora y teatrista.
No obstante, hay un recuerdo muy anterior para el Alighieri en la labor del diplomático Miguel Amado Burgos, uno de los pocos traductores literarios en nuestro medio, quien se mantuvo cerca de la Academia, y de quien algún escrito se cobijó entre las páginas de su Boletín.
Este intelectual se animó a la tarea admirable de versionar fragmentos de la Divina Comedia en tercetos encadenados, por seguir la estructura del original. En Barcelona, por 1976, Amado Burgos publicó Siete cantos de la Divina Comedia. En su libro presentó los Cantos III, V, X, XII, XXV, XXVII y XXXIII pasados al español. Adjuntó a su traducción prólogo amplio, notas filológicas y críticas que iluminan el texto para el lector contemporáneo. Algunas se ajustan a nuestra época, porque remiten a la huella que los pueblos del Corán (la frase feliz está en Amado Burgos) han dejado en Occidente. Dante quedó homenajeado aún más con el extenso poema Incendio, del académico Rogelio Sinán, del que se ha dicho que es “el más intenso de los poemas de Sinán, y uno de los más hermosos de la lírica panameña”. En Incendio el tríptico dantesco se repite, con la matemática precisión que Sinán sabía manejar, en tramos en que la producción del escritor italiano queda adecuada a Panamá. Lo luctuoso o patético sublima un profundo dolor colectivo por medio del arte, porque el poema de Sinán refiere la destrucción por el fuego de una casa de inquilinato junto con sus habitantes ante la vista imbele del autor istmeño.
En Mi poesía: una ojeada retrospectiva, Sinán explica la raíz creativa de este poema catártico, al que todavía le falta la exégesis que imbrique lo que, con talento que aún encarecemos, el innovador literato panameño adaptó al Alighieri a nuestra realidad.
Al celebrar a Dante en tributo local, nos aseguramos de que la obra del poeta ha atravesado el tiempo y se ha posicionado entre nosotros gracias a las actividades públicas mencionadas, y en particular, en lo escrito, scripta manent, con la traducción de los Siete cantos de la Divina Comedia de Miguel Amado Burgos y el poema tripartito Incendio, de Rogelio Sinán, que trasciende en nuestra lírica.
El autor es profesor y académico
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