‘El invento’: reflexión contada de Roberto Pérez-Franco
La Prensa | Opinión | La Voz de la Academia | 6 de julio de 2023
Por Melquiades Villarreal Castillo
En medio de la desesperación que le produjo la indiferencia humana, Federico Calvo, protagonista de El desván de Ramón H. Jurado, duda hasta de su existencia. Por ello, recurre a una última posibilidad para verificarla: asiste al hospital Santo Tomás, donde había sido atendido con la intención de conocer si su nombre estaba registrado en algún documento que certificara si había estado allí. En otras palabras, para Calvo, la escritura era la única evidencia de su paso por el mundo.
Roberto Pérez-Franco, en su cuento El invento hace una interesante reflexión sobre la interpretación del cosmos desde la óptica de la influencia de la escritura. Al igual que su relato, genera una estructura circular al afirmar: “La capacidad de escribir divide el pasado del hombre en prehistoria e historia”. La prehistoria es lo que ocurrió antes del invento de la escritura; por cierto, es más que lo que sucede en el periodo posterior (historia) donde se documenta la existencia del ser humano.
El hecho de aprender a leer y escribir tuvo sus detractores; entre ellos, Sócrates, quien estimó que no era bueno para la humanidad, ya que perdería su capacidad de memorizar. De esto, somos testigos, en aparatos electrónicos, computadoras, celulares, etc., acumulamos todos nuestros datos: números telefónicos, orden del día, inclusive, el poema hermoso con el que se pretende sorprender mediante la belleza de la palabra al ser amado.
Los procesos y las herramientas de almacenamiento de datos bastante han avanzado desde que el cuento El invento fue escrito, lo cual no es óbice para que durante mucho tiempo hayan sido los libros los soportes de la memoria, los cuales, paulatinamente, ceden el paso a la nube y a los dispositivos (sitio general de acopio de datos). Sin embargo, me parece imprescindible resaltar que, por aquellas fechas, el autor se cuestiona sobre la realidad del hombre si la nube fallara: ¿qué pasaría con el conocimiento acumulado por siglos? Es incuestionable que se perderían pruebas fundamentales acerca de su caminar a través del tiempo.
Al final, el mensaje que promueve el cuento de Pérez-Franco es la valoración de las competencias humanas en todo sentido, lo cual no niega los apoyos que pueda obtener de la tecnología, entendida como fuente de ayuda y no como reemplazo de las capacidades naturales.
Para concluir, me permito recordar que Ramón Varela Morales, novelista panameño, en su novela Primum concibió una inteligencia artificial que se alojó en la nube y que, un día cualquiera, se le rebeló al hombre y se escondió en algún sitio desconocido para, cuando lo estime conveniente reaparecer. Ignoramos con qué intenciones debido a su autonomía.
Roberto Pérez-Franco fue capaz de visualizar, dos décadas antes, lo que podría ocurrir en nuestro tiempo, pues la literatura imagina las cosas que la ciencia posteriormente materializa. Es necesario realizar un estudio más profundo sobre la cuentística de este autor panameño, pues pensamos que la misma nos ofrece posibilidades ideoestéticas que nos permitirán una mejor óptica sobre la realidad.
El autor profesor y lexicógrafo.
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