Lenguas amerindias panameñas
La Prensa | Opinión | La Voz de la Academia | 2 de diciembre de 2023
Por Martin Jamieson
La escuela panameña ha enseñado tradicionalmente que las lenguas precolombinas del país son tres: el chocó, el cuna y el guaimí.
Pese a ello, la investigación lingüística más detallada informa que, del gran número de formas de hablar que encontraron los europeos al llegar a Panamá desde el siglo XVI, han quedado sólo las siguientes:
1. El ngabere (o ngobere) antes llamado guaimí, también ortografiado guaymí, del occidente del país, con variedades de tierra adentro y de la costa occidental norcaribeña.
2. El naso o teribe, cuyos hablantes se encuentran amalgamados con los ngobes o guaimíes.
3. El bri-bri, también de Bocas del Toro, en avanzado peligro de extinción.
4. El kuna, cuna, guna, dule o dulegaya (se encuentran estos varios nombres), de las islas de Kuna Yala (antes llamada San Blas), de la tierra firme aledaña y también de Colombia.
5. El emberá, de la región darienita.
6. El waunana, de la misma región. (Antes se opinaba que había una sola lengua, el chocó, pero hoy se advierte que son dos).
Este recuento sigue tentativo, porque todavía no se ha establecido tajantemente la distinción entre variedades de una lengua o el hecho de que sean lenguas independientes.
El dorasque, lengua originaria, lamentablemente se extinguió a inicios del siglo XX. Doña Beatriz Miranda de Cabal, “la lingüista de Dolega”, como se la llamó, aparte de haber sido la primera en señalar el uso remanente del pronombre interrogativo cuyo por la península de Azuero, publicó Un pueblo visto a través de su lenguaje (1975), donde rescató vocabulario y narraciones del dorasque, antes de la pérdida definitiva de esta manera del hablar.
Para estas lenguas existen hiperónimos (es decir, formas cuyo significado engloban el de otra u otras). Se las apoda lenguas aborígenes, lenguas amerindias, lenguas autóctonas, lenguas indígenas, lenguas originarias, lenguas vernáculas o lenguas precolombinas. Aborigen quiere decir que se comprueba desde el origen. Las lenguas que se hablaban antes de la llegada de Colón son lenguas aborígenes, lo mismo que lo son algunas lenguas africanas, asiáticas o europeas en sus respectivas tierras, que se hablaban antes de la llegada de otras lenguas invasoras. Amerindio se refiere a los indios de América, no a los del subcontinente de la India, a quienes también se los llama indios orientales. Autóctono es el nacido en un lugar, como el actual rey de Inglaterra, Carlos IIIº, autóctono de su país, a diferencia de aquel Carlos Iº de España, del siglo XVI, nacido en Flandes. Indígena significa que es natural de una región; pero muchos lo utilizan para significar indio americano, que aunque inexacto sucumbe al uso.
Hay, pues, indígenas de Afganistán, Burkina Faso, Dinamarca, España, Francia o de Liechtenstein (país del que es princesa por matrimonio una afrodescendiente autóctona de Bocas del Toro). Todos los que vieron la luz por primera vez en Panamá son indígenas de Panamá, con independencia de su filiación étnica, rasgos somáticos o habla materna. (Se exceptúan los nacidos en la aledaña República de Chiriquí, naturales de la potencia hermana).
Originario quiere decir que se encuentra desde el principio. (Como en Panamá la lengua guaimí o ngöbe, de los ngobere, quienes se oponían a los invasores europeos, fenómeno hecho literatura en La india dormida de Julio B. Sosa, y pauperizados después de la entrada española, como se lee en Flor de banana de Joaquín Beleño). Vernáculo es “propio del país o de la región”. Precolombino es, evidentemente, lo de antes de Cristóbal Colón.
El autor es investigador lingüístico y literario e instructor de lenguas extranjeras.
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