Celebrar nuestra lengua global
La Prensa | Opinión | Voces de la Academia | 21 de abril de 2024
Por Rafael Candanedo
Son habladas más de 7,100 lenguas. Dato lamentable: el 40% está en peligro de extinción. Entre ellas, bri bri, woun mei, teribe y buglere panameñas, todas aborígenes. Cuando una lengua desaparece, muere una cosmovisión, una forma y un estilo de ver la vida.
El castellano, español o lengua española, cuya existencia celebramos esta semana, goza de buena salud, descuella como lengua global: es la cuarta más hablada (por debajo del inglés, chino, mandarín e hindi) y ocupa la segunda posición como lengua materna, en la bolita del mundo amén y alrededores.
Como lengua materna, la primacía es de la mandarina (929 millones). Le siguen la española (472 millones), la inglesa (379 millones) y la hindi (342). China es el Estado con más lenguas: 307.
En 2050, la lengua mandarina se situará en el primer lugar de hablantes, en un contexto con China como primera potencia económica y el segundo Estado más poblado (el primero, la India). La lengua inglesa ocupará un segundo lugar y la española, el tercero. La portuguesa, sobre todo la modalidad brasileña, adoptará una posición cómoda, al ingresar Brasil al grupo de 5 economías más prósperas, como se diagnostica.
Es una ventaja disponer de una lengua con tremenda correa de transmisión y a nuestros Estados latinoamericanos corresponde ponderar que el castellano/español es el idioma mayoritario de América, si bien nació en Castilla. En nuestro continente, es mecanismo de comunicación de primer orden. Pensemos en las dificultades por las que atraviesan terrícolas con lenguas de pocos usuarios y, en situación peor, cuando se trata de aquellas en peligro de extinción.
Humanos han intentado crear, en laboratorio, lenguas universales, y, curiosidad plausible, se han esfumado por el despeñadero. El idioma esperanto, ideado a mediados del siglo XIX, por un ruso, no ha logrado sumar hablantes. No es lengua materna; es aprendida: allí el primer escollo. No se sabe cuántos la emplean: de 10.000 a 2 millones. Cifra ínfima en un planeta de 8 mil millones de almas y cuerpos. Basado en un abanico de lenguas: romances (latín, italiano, francés), alemán e inglés. Sin ningún hablante, el panamae es idioma universal creado hace cien años por el artista y humanista veragüense Manuel E. Amador (1869-1952).
El español se impuso en América a sangre, fuego y crucifijo. Primero en Las Antillas, desde 1492, y 20 años después en Panamá y, desde entonces, en otras comunidades del continente. Neruda resumió ese sobrecogedor proceso colonizador: se llevaron el oro, pero nos dejaron todo; nos dejaron las palabras.
Hoy, pasados los siglos, nuestra lengua es portaestandarte del devenir cultural latinoamericano, incluido el inmenso ‘país’ hispanoparlante dentro de Estados Unidos, donde desde hace 50 años funciona una academia de la lengua española. El Estado panameño se compromete a luchar y perseverar en la definición de global de nuestra lengua, en un primer paso, bajo un memorando de entendimiento con España. Suscrito el 6 de marzo por los cancilleres Janaína Tewaney y José Manuel Albares Bueno.
Valorar el conocimiento del castellano o español, que con frecuencia se ejerce sin ponderarse, estudiarse y desarrollarse. Las lenguas crecen y se desarrollan. Y hablarlo más en las reuniones y encuentros internacionales y en la diplomacia y organizarse a través de los amigos del castellano.
Beneficiarse de la fortaleza del castellano y desarrollarlo no debe disminuir el esfuerzo por el aprendizaje y progreso de otras lenguas, de manera especial las aborígenes, con pocas patrias o una sola. El ngäbere es la mayoritaria entre esas 8 lenguas.
El autor es docente, periodista y filólogo.
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