Mutear, muteado
La Prensa | Opinión | La Voz de la Academia | 24 de febrero de 2024
Por Martín Jamieson
La lengua inglesa es la que ejerce el mayor influjo (léxico, morfológico, sintáctico y aun ortográfico) sobre las otras en el mundo actual debido a la primacía de los países anglohablantes en las ciencias, la tecnología, el comercio, la industria, la cultura en fin.
Los anglicismos empezaron su ingreso masivo a otras lenguas a partir del siglo XIX. Suelen imponerse por sintéticos en su forma o significado o por su prestigio. A veces se trata de evadir su entrada, con frecuencia sin éxito. No hace mucho, por caso, se planteó en Italia un proyecto de ley para multar a los que presentaran anglicismos en textos oficiales; pero sufrió oposición inmediata dentro y fuera del país.
Por el contacto entre lenguas, algunas palabras van mudando de tal suerte que sus rasgos de siglos pasados pueden resultar diferentes de los de otros, en la forma exterior, el plano de la expresión, o bien en el del plano del contenido, el del significado.
Para ilustrar, aquí se ofrece un manojo de palabras del español tomando en cuenta los registros del primer diccionario académico, el Diccionario de Autoridades, publicado en varios tomos entre 1726 y 1739, junto a acepciones frecuentes del siglo XXI, modificadas semánticamente por influjo del inglés. Ha habido mutaciones de significado en vocablos tales como: excitar, antes ‘mover, estimular, avivar’ que hoy parece traer al pensamiento casi exclusivamente ‘despertar deseo sexual’ para los más, mientras que ignorar, que en el siglo XVIII significaba ‘no saber o no tener noticia de las cosas; desconocer’, hoy se usa para ‘hacer caso omiso’. Previamente reportar era ‘refrenar, reprimir o moderar una pasión’, hoy para una mayoría abrumadora es sólo ‘informar’. Tapa ‘la parte superior, que cierra las cajas, cofres, vasos o semejantes cosas, regularmente unidas a ellas con goznes, charnelas, encaje o tornillo’ no es lo que se quiere decir en tapa de una revista. Entre otras razones, porque revista, de acuerdo con el Diccionario de Autoridades, era ‘segunda vista o examen, hecho con cuidado y diligencia’, no publicación periódica. (Tampoco la administración de ayer es la de hoy, ni el amante de entonces coincide con el de ahora, más restrictivo. Debutante, manicura… no ocurrían por aquellos tiempos).
De reciente introducción es el verbo mutear. No confundir con mutar, que se registró en el Diccionario después del siglo XVIII, que no se testimonia en el Diccionario de Autoridades y significa ‘dar otro estado, figura’ o ‘remover o apartar de un puesto o empleo’. (Acepciones del Diccionario de la lengua española, antes Diccionario de la Real Academia Española, retitulado cuando sus compiladores mudaron su visión del hispanismo).
Mutear acompaña a (dicho técnicamente: forma paradigma con) chatear, antes coloquialismo peninsular para ‘beber vasos de vino’, que perdió estado etílico para abstemia y cibernéticamente convertirse en ‘mantener una conversación por medio de chats’. (Del inglés chat, ‘conversar informalmente’, ‘conversación informal’ o ‘participar en una conversación por Internet’). Hace grupo también con blurear, del inglés blur ‘borronear, desdibujar, difuminar, empañar, esfumar’, para las fotos, modificadas éstas intencionalmente o no. Los tres verbos se relacionan con lo tecnológico.
Mutear ha usurpado el lugar de apagar el sonido o silenciar. Se oye “estás muteada/o”, es decir, “estás silenciada/o” al hablar por teléfono móvil o por plataformas de Internet. Proviene del inglés mute, donde sustantivo y adjetivo significan ‘mudo, que no puede hablar’ o del verbo que se entiende ‘apagar un dispositivo (micrófono o audio), sobre todo de manera temporal’.
Mutear se encuentra en ciernes, pero en expansión. Compete a los estudiosos rastrear su andadura.
El autor es profesor de idiomas e investigador lingüístico y literario.
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