Aprender un idioma es igual al viaje de la vida
La Prensa | Reseña | La Voz de la Academia | 1 de diciembre de 2021
Por Irina de Ardila

El Instituto Cervantes es una organización pública española creada el 21 de marzo de 1991.
Aprendemos a hablar nuestros idiomas natales sin darnos cuenta, por eso nos parece que la lengua es un hecho natural y nos desentendemos de ella. Nos hacemos conscientes de la comunicación lingüística sólo en contadas ocasiones, como cuando corregimos a quienes no se expresan según determinado modelo; cuando entramos en contacto con personas que tienen problemas en la comunicación lingüística; cuando decidimos culpar al instrumento por nuestra incapacidad para comunicarnos, cuando conversamos con hispanohablantes de otra región u otro país y nos sorprendemos ante la diferencia de expresión verbal o, en fin, cuando aprendemos una lengua extranjera.
Este año, el Instituto Cervantes, buque insignia del español y su cultura por el mundo, cumple 30 años y creo oportuno referirme a las formas y métodos de la enseñanza de español como lengua extranjera . La enseñanza de Español como lengua extranjera se desarrolla en la Universidad de Panamá a partir de la década de los noventas. Surge de la iniciativa de los profesores de Español que responden a la demanda de los extranjeros que vienen a nuestro país como inmigrantes, como empleados de empresas multinacionales y como estudiantes universitarios. A lo largo de las tres décadas hemos dictado cursos, aplicado exámenes y hoy somos un Centro Acreditado por el Instituto Cervantes.
A los cursos asisten estudiantes de diferentes nacionalidades, edades, grados de escolaridad, actividades profesionales y niveles culturales. Además, sus lenguas maternas son diferentes. El profesor se vale de una didáctica basada en la lengua que imparte, buscando un método eficiente.
En este sentido, nuestros cursos tienen una misión que cumplir por haber sido estructurados con una perspectiva de asimilación del idioma como sistema de determinadas normas y de dominio práctico; es decir, su uso como medio de comunicación.
Los estudios constan de tres niveles: Elemental, Intermedio y Avanzado. En cada nivel, actualmente, se inscriben estudiantes provenientes de todos los continentes. Todos los inscritos poseen diferentes niveles de escolaridad, patrones culturales y lo que obstaculiza, en alguna medida, el desarrollo del curso es la variedad de sus objetivos. En algunas ocasiones, nos hemos encontrado con estudiantes panameños cuyo idioma materno no es el Español, sino el inglés o alguna lengua indígena. Además, son frecuentes los casos de los estudiantes que se matriculan en el curso de Español después de haber vivido años en un país hispanohablante sin haber ido a estudiarlo formalmente (lo aprenden en la calle; como decimos, a golpes) y lo hablan en una forma muy deficiente. Todos esos tropiezos me hacen recordar las palabras de Menéndez Pidal que rezan: “Difícil será que, al acercarse a un idioma extranjero, aun cuando lo sea con propósitos meramente prácticos, no se tropiece acá y allá con cuestiones inesperadas que remuevan y aviven el pensamiento y hagan vislumbrar alguna parte del contenido espiritual de ese idioma. El papel más importante del profesor consiste precisamente en dar ocasión y motivo a esas sugestiones que más puedan servir, para conocer los rasgos característicos del pueblo en que dicho idioma se hable”.
En verdad, una lengua no se define sólo por la cantidad de hablantes, sino también por los aspectos de la realidad que transmite. Si el inglés ocupa el primer lugar en el campo de investigación científico-técnica y de los negocios, el Español juega un relevante papel como lengua de cultura. Se organizan visitas a los museos, exposiciones pictóricas, festivales internacionales de cine, presentaciones de libros, en fin, se trata de inmiscuir a los extranjeros que no han venido a Panamá para aprender el Español, sino para buscar mejores oportunidades en su vida profesional, en asimilar nuestra riqueza cultural, lo cual también repercutirá en mejor dominio del idioma.
Al mismo tiempo, el profesor debe cumplir el papel de mediador tolerante y pacificador frente a los conflictos que pueden surgir a causa de diferencias ideológicas, religiosas y políticas en medio de un grupo internacional y obligatoriamente estar al tanto de la situación política global.
En nuestro Centro de Lenguas el aprendizaje no termina cuando finaliza la clase, ya que si los estudiantes están viviendo en un país donde se habla Español, tendrán la oportunidad de utilizar en la calle todo lo que aprendieron en el aula. Al enseñar Español en grupos tan multinacionales, el profesor se ve obligado a dominar un poco el arte histriónico en casos, cuando los estudiantes no capten el mensaje en ninguno de los idiomas que él domina.
Nosotros les enseñamos también a apreciar nuestra historia, a entender nuestra cultura, a disfrutar de nuestro arte. Cuando empezamos, en el nivel elemental, los estudiantes disfrutan aprendiendo cada palabra y cada expresión. De no saber absolutamente nada, pronto aprenden a saludar, a contar, a ponerle nombres a las cosas. Todo es nuevo. Cada palabra es un descubrimiento.
Ellos intentan expresarse y son risibles, al igual que los niños; a veces se sienten impotentes y frustrados porque no pueden conseguir lo que quieren. He visto hasta llorar a algunos… Es la etapa en la que unos y otros, niños y estudiantes extranjeros, sienten la fascinación, la atracción irreprimible por las palabrotas.
El nivel intermedio es como la adolescencia y la juventud: una lucha por la autoafirmación, por encontrarse a si mismo, por ser independiente. Es el tiempo de pelearse con la autoridad, con las reglas establecidas, por ejemplo, con las de la gramática. El nivel avanzado es la madurez, la seguridad. Hay reveses, sí, pero uno puede decir casi todo lo que quiere, aunque puede quedar algo de frustración por no haber llegado más lejos o por cometer a veces errores de principiante.
Hasta cierto punto el aprendizaje de lenguas extranjeras se parece al viaje de la vida.
En fin, me place aseverarles que el Centro de Lenguas de la Universidad de Panamá contribuye a formar y evaluar hispano-hablantes, que, en el futuro, pasan, se asientan y aportan en el suelo panameño, auténtico punto de encuentro de personas originarias de tantos destinos remotos.
La autora es profesora y académica
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