Picaso, el poeta descarriado
La Prensa | Opinión | La Voz de la Academia | 24 de junio de 2023
Por Irina de Ardila
El nombre de Pablo Picasso resuena en el siglo XX como símbolo de arte con mayúscula. En los grabados del gran artista es donde mejor se manifiestan sus asombrosos poderes de observación y memoria visual.
La recién inaugurada exposición Picasso “Aún Sorprende”, en la Casa del Soldado en Casco Viejo, formada por tres colecciones: “Les Bleus de Barcelona”, “Bailarines” y “Geneviève”, nos ofrecen una idea de las diferentes etapas de su obra. Los grabados acompañan a sus pinturas desde sus primeros pasos en el arte, irradian la atmósfera de su laboratorio creativo creando una sensación de la presencia viva del maestro. “No sé si soy buen pintor, pero soy buen dibujante”, decía.
La fuerza decisiva de su trazo transmite el estado interior de sus personajes. El mundo de los sentimientos humanos en Picasso es siempre pasión, entusiasmo y demostración de intimidad. Una vez dijo: “Desgraciadamente, o quizás afortunadamente, miro las cosas a través del prisma del amor”. Tenía varios temas favoritos: retratos, corridas de toros, circo, mitología antigua y motivos personales como el del artista y sus modelos. Los grabados de esa exposición presentan a los espectadores todos estos temas.
Picasso llegó a París en 1900 y en 1907 conoció al joven artista Georges Braque. Fue entonces cuando nació una nueva expresión del arte: el cubismo. Hay una leyenda sobre el origen del nombre. Cuando Henri Matisse vio el cuadro de Georges Braque Casas en Estac, dijo que le recordaba la imagen de los cubos. Su amigo Apollinair describió el movimiento cubista co mo un «maravilloso lenguaje que ninguna literatura puede expresar, porque nuestras palabras ya han sido creadas» mientras que el historiador de arte J. Golding conceptuó el cubismo como “la revolución artística más completa y radical desde el Renacimiento”.
Curiosamente la obra pictórica de Picasso está ligada a su faceta de escritor, poco conocida, pero a la que él otorgaba importancia, y que algunas personas de su entorno consideraban fundamental en su obra.
Picasso se revela como un escritor francés a partir de 1935. André Breton ya lo había consagrado mediante su texto Picasso poète, publicado en Cahiers d’art aquel mismo año. La inclinación por la palabra escrita del pintor se remonta a su juventud cuando redactaba cartas a sus padres en forma de pequeños periódicos.
Posteriormente estuvo rodeado siempre de escritores y poetas franceses, como Paul Eluard y Apollinaire, quien escribió las primeras críticas sobre su obra. Sus manuscritos, de gran belleza gráfica, ponen de relieve su carácter autobiográfico.
El maestro confiesa a su amigo Roberto Otero: “En el fondo soy un poeta descarriado”. José Bermúdez, al publicar en editorial Plataforma un libro con 101 poemas traducidos al español de la versión original en francés (Gallimard, 1989), mencionó que Picasso “sabía que pasaría a la historia como un pintor, pero a él le habría gustado pasar como un artista polifacético”.
Picasso vivió una crisis sentimental en los años 30 que le inclinó a pintar menos y dedicar más tiempo a la escritura. Según Bermúdez, los poemas de Picasso son “muy similares a su pintura”. Los temas van “del amor a la muerte, pasando por la crítica social”, son “muy visuales” y en ellos “el recuerdo de la obra pictórica está siempre presente”.
El mismo artista manifestó que se puede escribir una pintura con palabras, como se pueden pintar las sensaciones en un poema.
En la obra El Abecedario de Picassohay un poema por cada letra del abecedario. Según los críticos, esta obra permite acceder al corazón del universo picassiano. Pasa al mismo tiempo por la poesía de escenas de la vida cotidiana al amor y el erotismo, la violencia y la guerra o a los ritos de sacrificio. Proporciona con ello algunas claves de su personalidad y de la estructura psíquica y la visión cósmica del artista.
Al meditar sobre su vocación artística Pablo Picasso concluye que si él fuera chino no sería pintor sino escritor y, siendo así, escribiría sus pinturas. “Al fin y al cabo, todas las artes son una sola”, proclamó el artista.
La autora es docente universitaria.
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