Consonantes finales en nuestra pronunciación
La Prensa | Opinión | Voces de la Academia | 25 de agosto de 2024
Por Martín Jamieson
Se conoce como sílaba abierta la que termina en vocal y sílaba cerrada la que termina en consonante. Las lenguas romances tienden a la sílaba abierta.
En español la sílaba cerrada termina habitualmente en una de las consonantes siguientes: b, d, t, l, r, s, n o bien, en palabras como juez o pez, por el sonido representado por la c ante e, i y la z ante a, o, u en el español del centro y norte de España. Técnicamente se conoce como interdental, que no se pronuncia en Panamá, así que no se toma en cuenta aquí. Las excepciones a la regla general son extranjerismos, como coñac (del francés), álbum, memorándum (latinismos), Miriam (hebraísmo) etc.
Hay un manojo de palabras tradicionales terminadas en –j: boj, carcaj y reloj. Otras son rarísimas. En el soneto sicalíptico de Luis de Góngora (siglo XVI) “A una dama”, se testimonian varias inventadas (dinganduj, por ejemplo) o infrecuentes (almoraduj, también escrito almoradux, pero con advertencia de que la -x final se pronuncia como j) cuyos sinónimos no terminados en –j son los de la lengua habitual: “Yo celos, yo color de almoraduj/Mejor le den de palos a un boj/que ande yo puntual como un reloj,/armado por su dij mi dinganduj//Busque Vuseñoría solo un duj/que ande tras las aves diciendo: «¡Oj!»/Quien por vender su trigo alquila troj,/es como hacer primera yendo a fluj//Si un tiempo de su prueba fui relej,/sepa que ya soy de su amor relaj/ni quiero más dormir en su almofrej.//Empreste a Amor virotes del carcaj,/tienda un poco la red, pesque otro pej/que diga como yo, otro rato: «¡Aj!». No hace falta detenerse ahora en los dobles significados.
Es insignificante el número de palabras que termina en –b, tal baobab, árbol del África. En Panamá se pronuncia –p final solo en la palabra club, anglicismo que tiene plural con b, clubes.
Como la tendencia de la lengua es a la sílaba abierta, las consonantes que terminan palabra tienden a caer en habla rápida o informal o en el habla de los grupos de menor educación o que eluden ciertas presiones sociales.
Generalizando, en Panamá la caída o modificación de las consonantes finales de palabra suelen realizarse de la siguiente manera:
-r. Cae en el infinitivo de los verbos en el habla no estándar o la rústica. En el uso estándar puede perderse en sustantivos en habla rápida o descuidada o en contacto con otros sonidos. En habla formal estándar se mantiene.
-l. Se pronuncia normalmente, como en cual, mal. Ciertos hablantes confunden la –r final con la –l final en pocas palabras. Salvo excepción, es fenómeno bastante reducido y de hablas rústicas, de baja escolarización o de aprehensión equivocada, aunque en alguna área rural se ha detectado como rasgo de identidad.
-s. Se aspira en todas las hablas, y se representa por –j en la literatura costumbrista. Es fenómeno de amplias zonas hispanohablantes. Su pérdida es fenómeno que avanza tanto en Panamá como en otras regiones.
-n. Se velariza normalmente, es decir, se pronuncia en la parte final de la boca. Entre los grupos menos educados tiende a perderse dejando notoria nasalización de la vocal precedente.
-d. Como final de palabra cae en habla espontánea en un manojo de palabras del habla estándar, y frecuentemente en el habla no estándar en muchas palabras.
-t. En final de palabra se mantiene habitualmente. La –d final de la escritura puede pronunciarse como d o como t, como en la palabra salud.
El autor es investigador lingüístico y literario y profesor de idiomas.
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