Patronímicos
La Prensa | Opinión | Voces de la Academia | 8 de junio de 2024
Por Martín Jamieson
Con patronímico se hace referencia a un apellido compuesto con el nombre del padre. Hay ejemplo evidente en el inglés Peterson, donde “-son” significa “hijo”. Es decir, Peterson es el hijo de Peter. Así una serie de apellidos, como Johnson, Richardson, etc. Robert Williamson sería entonces Robert, hijo de William.
Hay también matronímicos, como en serbio; o bien, en italiano, el desafortunado Della Schiava (“de la esclava”) o el más feliz De María. El matronímico informa que se es hijo de cierta madre, porque, aunque no se sepa quién sea el padre, no hay duda alguna sobre la madre: La sentencia latina afirma “pater semper incertus, mater certisssima”. (Versionado queda “Se duda de quién sea el padre pero nunca de quién es la madre”). Ni el varón más cuidadoso puede garantizar su paternidad ya que hasta el estudio de ADN de nuestra época tiene margen de error, bien que ínfimo. Por evitar una discutible paternidad surge el requerimiento del pronto matrimonio de las llegadas a la menarquía o la tradicional reclusión de la mujer.
Tanto en español como en gallego el final –ez de apellidos (a veces –iz, tal en Ruiz, o –az, piénsese en Díaz) indica “hijo de”. Por eso Hernández o Sánchez significan, respectivamente, hijo de Hernando o hijo de Sancho. El –oz, como en Muñoz, es el equivalente catalán.
En danés -sen forma el patronímico, así en Jespersen. En vasco Perurena significa ‘hijo de Peru’ (Peru significa Pedro); el griego Papadopoulos denota hijo de Papado (Papado es igual a sacerdote) lo mismo que en turco Alioglou quiere decir hijo de Alí.
Mac, en escocés, delante de un primer nombre, indica “hijo de” mientras que en irlandés O’ y en galés Ap cumplen la misma función. Así MacDonald, testimonia ser hijo de Mac, O’Brian hijo de Brian y Pritchard, que deriva de Ap Richard, quiere decir hijo de Richard.
Fitzpatrick significa hijo de Patrick, al igual que Fitzroy informa ser hijo de Roy. Porque fitz, del francés, es forma de decir “hijo” (fils en francés actual) y “roy” es igual a rey. Algunos monarcas ingleses incluían Fitzroy en el nombre de sus hijos bastardos, como hizo Enrique VIII.
En varias lenguas, tanto el español como el inglés, catalán, escocés, irlandés, o en las adaptaciones del galés o francés, el patronímico (respectivamente con -ez, -son, -oz, Mac-, O’-, Ap o Fitz) ha perdido la fuerza de “hijo de”, y dejó de usarse para indicar filiación. Hoy resultan sólo apellidos que se legan independientemente del nombre de pila del padre.
Pero en árabe el patronímico mantiene vigencia con la partícula ibn o ben (así en el tristemente famoso ben Laden), si bien algunos usan uld. En hebreo la partícula del patronímico también es ben (como en ben Gurion) mientras que en arameo se prefiere bar, como en Barrabás. Para el femenino se usa bint o ibna ‘hija de’ en árabe y bat en hebreo.
En Islandia no se estila apellido, por lo que se agrega un patronímico al nombre de nacimiento. Entonces Ragnar Jonasson es el hijo de Jonas, donde -son significa “hijo” mientras que Vilborg Yrsa Sigurðardóttir informa ser hija de Sigurðar, donde “dóttir” (como en el inglés daughter) significa “hija”. En islandés como en árabe se hace la bifurcación “hijo de, hija de” en el patronímico. En ruso las terminaciones de patronímicos son “-óvich”, “-évich”, para los hombres, y “-ievna”, “- ovna” o “-ichna” para las mujeres. De tal suerte, Mijaíl Serguéyevich Gorbachov es hijo de Serguey e Irina Moiseevna Nemchenok es hija de Moisey.
El autor es investigador lingüístico y literario y profesor de lenguas extranjeras.
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